Un pequeño experimento que consiste en traducir algunos de mis cuentos al idioma que más me gusta, con el objetivo de llegar a nuevos lectores.

ROMANCE DE AMOR
'Deja de mirarme'. Pienso, mientras deseo que no deje de hacerlo. 'Deja de tocarme.' Murmuro, mientras siento sus dedos como brasas en mi piel ardiente, y quisiera que se metieran de nuevo ahí, justo donde a veces duele más. 'No me beses.' Quisiera decirle, mientras podría girar la cabeza, pero no lo hago, me quedo ahí, inmóvil y quieta. Y él me mira, me toca y me besa. Me moja con su sudor que cae en pequeñas gotas de su frente sobre mi cuello y mi pecho. Se viene dentro de mí, y lo siento cálido entre mis muslos, y me limpio con el pañuelo, el mismo de siempre. Luego me siento y bajo del coche, me subo los pantalones que ya me empezaban a apretar abajo, enrollados hasta los tobillos.
¿Qué estoy haciendo?
'Te estás echando a perder.' Mi madre siempre me señalaba con el dedo y luego me daba un golpecito en el hombro para que su advertencia fuera más efectiva. Y yo retrocedía porque ese dedo encima no lo quería.
'Te estás echando a perder.' Me decía con esa mueca horrible y el cigarrillo en la comisura de los labios, deformados en una expresión desagradable. Y era verdad. Me he echado a perder tantas veces que ya ni siquiera tengo valor.
¿Cuánto cobras? ¿Tú, cuánto me puedes dar? ¿Cuánto valgo?
Ya no valgo nada.
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INTERLUDIO PICANTE
TARATATA SKIOC SKIOC
Me despierto esta mañana con el sonido familiar de la notificación de Instagram (*The Addams Family Theme Song). Me doy vuelta todavía medio dormida y agarro el teléfono: un mensaje de grisú_76, uno que conozco solo por las redes y con quien de vez en cuando intercambio comentarios, chistes y algún emoji, tipo corazoncitos como si llovieran.
Naturalmente, decido ignorarlo y me doy vuelta del otro lado. Son las 7:15, demasiado temprano para charlar y, además, es mi día libre. El ‘sagrado’ lunes en que me permito descansar después de toda la semana sin parar.
TARATATA SKIOC SKIOC
TARATATA SKIOC SKIOC
"¡Otra vez!" Me digo, bastante molesta. Decido no mirar la pantalla, pero después, sí, porque no me aguanto. Agarro el teléfono de nuevo y chusmeo: "ok, está bien, ganaste". Clic.
**grisú_76**: Buen día, bella durmiente… Te soñé anoche, y ahora no puedo pensar en otra cosa…
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LA UNICA FLOR DE LA CASA
«Ya son las diez». Rosa abrió las gruesas cortinas dejando que la luz entrara por la ventana. Miró hacia abajo y vio a unos niños jugando a perseguirse alrededor de la fuente. Se acercó a la cama y tocó delicadamente el hombro de Laila, agitándola apenas. Ningún movimiento. Se sentó junto a ella y comenzó a acariciarle el cabello. «Es necesario que os levantéis. Debéis hacer un esfuerzo. Mañana todo habrá terminado.»
Los preparativos para recibir a los parientes que venían de los lugares más remotos del país habían comenzado con dos meses de anticipación. Laila se movía ligera entre el bullicio de los trabajadores, que no paraban de alistarse para acomodar las habitaciones y satisfacer los caprichos del dueño de la casa. Ventanas y puertas se abrían de par en par hacia el patio, dejando que la luz y el aire entraran. Brazos fuertes movían muebles, con las mangas de las camisas arremangadas.
«Eres la única flor de la casa», le dijo la primera vez al pasar junto a ella en el jardín. Un susurro al oído, un mechón de cabello que se movía ligeramente. El escalofrío nunca antes conocido. Laila no lo notó enseguida, pero sintió el olor del aliento cálido de su boca. Dio unos pasos y luego se giró. Él, de pie, la esperaba. Se miraron desde lejos, directamente a los ojos. Laila vio las montañas y recorrió los mil caminos por los que aquel hombre había caminado. Al fondo, el mar. El océano calmo y cálido que ella no conocía porque nadie se lo había dibujado jamás. En aquel rostro, ella se perdió y espió sus secretos.
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